Constantin

Constantin

“Tener una habitación, un lugar donde colaborar y una vida como una persona normal”

Constantin
Va viure al carrer durant la pandèmia.

“Durante la pandemia dormí en la calle con mi hermano. Empecé a venir a Arrels, al centro abierto, y ahí me sentía bien porque si necesitaba cualquier cosa me ayudaban. Un día les comenté que necesitaba un lugar donde hacer los collares, pendientes y cuadros con hilo que creamos mi hermano y yo y me invitaron a ir al taller La Troballa. De eso hace ya más de un año.

La verdad es que en el taller me siento bien porque todo el mundo se implica y se ayuda. Hay un buen ambiente: trabajamos juntos, unos hacen una parte y los otros continúan. A mí me gusta ayudar. Los trabajos manuales me calman y me hacen sentir en mi mundo. Muchos dicen que soy un artista pero yo digo que soy trabajador, porque me gusta dejar las cosas bien.

Ahora tengo donde vivir y venir al taller me ayuda porque es un lugar donde puedo ocupar mi tiempo. Además, cuando ves que a la gente le gusta lo que hacemos te sientes bien como persona, te sientes útil, porque también ayudamos a romper prejuicios.

En la calle hay personas que quieren trabajar, que tienen talento. La vida al raso es muy dura, no es una situación normal. Yo he estado en todas las condiciones que uno se puede imaginar. No puedes hacer nada, duermes con un ojo abierto. Durante mucho tiempo, mientras yo dormía mi hermano vigilaba, y al revés.

A las personas que piensan que vivir en la calle es una vida de aventureros, les diría que la calle te deprime, te afecta psíquica y físicamente. Todo el mundo merece tener una habitación, un lugar donde colaborar, una vida como una persona normal.”