Vivir en la calle es una realidad que suele pasar desapercibida y que a menudo recibe miradas cargadas de prejuicios. Estos días, sin embargo, un grupo de personas que duermen en la calle son noticia y están en boca de los grupos políticos. ¿El motivo? Se han instalado en la plaza Catalunya de Barcelona y reclaman derechos en primera persona; una oportunidad para visibilizar lo que hasta ahora era invisible y recordar que desde la administración municipal se pueden implementar acciones y políticas efectivas para que en Barcelona nadie tenga que dormir en la calle.

La plaza Cataluña de Barcelona está tomada desde hace más de tres meses por tiendas de campaña y pequeñas autoconstrucciones de madera y lona. En ellas duermen personas sin hogar que se han organizado y que llaman su acción Acampada X Derechos.

La iniciativa comenzó en octubre pasado, con una acampada en la plaza Sant Jaume que, en enero, se trasladó a la plaza Cataluña y a la que se han ido sumando más personas que no tienen un hogar. La aparición de los medios de comunicación ha provocado estos días que se conozca su reivindicación, que los grupos políticos municipales se posicionen y que actores diversos, como la Síndica de Greuges de Barcelona, vayan a conocer de primera mano qué está pasando.

A algunas personas que duermen acampadas en la plaza Cataluña las conocemos desde Arrels porque en algún momento han pasado por nuestro centro abierto. A la mayoría, sin embargo, no las conocemos.

Lo que está pasando en el centro de Barcelona, sin embargo, es una oportunidad para recordar que 1.026 personas duermen cada noche en las calles de la ciudad, que se están vulnerando derechos y que se pueden hacer políticas y acciones efectivas.

Preguntas incómodas: ¿visibles y con derechos?

La Acampada X Derechos ha puesto sobre la mesa dos conceptos vitales que suelen identificar la realidad de las personas sin hogar: la invisibilidad y la vulneración de derechos.

¿Habríamos visto a las personas que están acampadas si no estuvieran en un lugar céntrico como la plaza Catalunya? ¿Por qué si llevan tres meses allí el debate público llega ahora, cuando muchos medios de comunicación hablan del tema? Y una pregunta más incómoda: ¿Cómo es que ahora vemos esta realidad pero, si salimos de la plaza y caminamos unos metros más allá, desaparece?

Mohamed es una de las personas que duermen en la plaza desde hace unas semanas porque se siente más seguro y hay organización. Explica que hace un tiempo que vive en la calle, que durante el día pasa el tiempo en la parroquia de Santa Ana -que acoge a personas sin hogar- o haciendo trámites para mejorar su situación. Unos metros más allá está Juan: se está acabando de vestir y comenta que hace muchos años que vive en la calle y que duerme cerca de la plaza Cataluña, en un portal. Unos metros aún más allá, justo enfrente de la plaza, hay un cajero donde cada noche duerme un grupo de personas.

En la plaza Cataluña se pide ser visibles y recuperar derechos que todos y todas tenemos: a ser tenidos en cuenta, a acceder a una vivienda digna, a poder acceder a recursos sin listas de espera y con normas adaptadas a la situación de la persona… En unos carteles lo dejan claro: “Somos ciudadanos/as con derechos reconocidos por la Constitución que son desprotegidos sistemáticamente en nuestro caso”. “Sólo en Barcelona hay, al menos, 3.395 personas sin hogar. Más de 1.026 se quedan sin plaza de albergue o acogida”, añaden.

Propuestas para que en Barcelona nadie tenga que dormir en la calle

En Barcelona, 1.026 personas viven en la calle, un 56% más que en 2008. Los recursos públicos y privados acogen cada noche a 2.006 personas y 400 personas más, entre adultos y menores, viven en asentamientos informales.

La problemática es compleja pero no imposible de abordar y desde la administración municipal se pueden llevar a cabo acciones y políticas efectivas. Desde Arrels lanzamos cuatro propuestas:

  • Promover vivienda a precio asequible en Barcelona y facilitar que las personas sin hogar puedan optar a pisos de protección oficial en igualdad de condiciones que el resto de la ciudadanía. Además, se necesitan más dotaciones habitacionales específicas para personas sin hogar y no condicionar el acceso a la vivienda por falta de recursos económicos y el estado de salud.
  • Abrir la Mesa de Emergencias Sociales de Barcelona a las personas que viven en la calle ya que, actualmente, este órgano impide acceder a una vivienda de alquiler social a las personas en situación de sinhogarismo.
  • Abrir espacios pequeños por toda la ciudad, de baja exigencia, que respeten la privacidad y que sirvan para crear vínculos con las personas y saber qué necesitan. La vivienda a precio asequible es la solución definitiva al sinhogarismo pero, mientras no llegue, hay que actuar a corto plazo.
  • Trabajar desde cada municipio, con el apoyo de la Generalitat y con una visión de trabajo en red, para que todas las personas puedan ser atendidas en su ciudad. Desplazarse a un municipio más grande para pedir ayuda no soluciona el problema y desarraiga aún más a la persona.

 

Los nombres que aparecen en este artículo no son reales para preservar la intimidad de las personas.

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